QUERIDO AMIGO

Querido amigo:

cuando recibas esta carta estaré sentado en mi pequeño planeta. Mi hermosa rosa se estirará desde su parterre y esbozará una sonrisa tan solo como ella es capaz de hacerlo, ¡qué hermosa es!

Sigo deshollinando mis volcanes, no sea que algún día entren en erupción y sigo manteniendo a raya a mis baobabs. La vida en el Asteroide B612 sigue siendo apacible y tranquila.

Hace mucho tiempo que dejé tu hermoso planeta y echo de menos sus puestas de sol, sus amaneceres, el sabor de la comida recién cocinada y la frescura del agua cuando tengo sed. Y sobre todo echo de menos a aquel zorro que supo domesticarme y a vosotros, los humanos, que sois capaces de realizar tan hermosas y a la vez tan oscuras cosas.

Mi carta es para invitaros a un viaje especial. Me gustaría que fuerais capaces de conocerme y a la vez de conoceros. Es por eso que os invito a adentraros en mi mundo. Un mundo pequeño, hecho a mi medida. Os invito a leer y os invito a comunicaros conmigo. Recibiréis mis cartas a medida que leáis el libro, a las que espero contestación.

Disfrutad de la lectura, como yo disfruto de mis numerosas puestas de sol.

Un saludo.

El Principito.

martes

¿QUÉ SIGNIFICA DOMESTICAR?

Apareció entonces el zorro;
-Buenos días-saludó el zorro.
-Buenos días-contestó amablemente el principito que al darse vuelta en dirección a la voz no vio a nadie.
-Si me buscas, aquí estoy-aclaró el zorro- debajo del manzano...
-Pero..., ¿quién eres tú?-preguntó el principito- Eres muy hermoso...
-Soy un zorro-dijo el zorro.
-Acércate..., ven a jugar conmigo-propuso el principito- ¡Estoy tan triste!...
-¿Jugar contigo? No..., no puedo-dijo el zorro- Aún no estoy domesticado.
-¡Ah! Perdón-se excusó el principito.
Interrogó, luego de meditar un instante:
-¿Has dicho "domesticar"? ¿Qué significa "domesticar"?
-Tú no eres de aquí-afirmó el zorro- ¿Puedes decirme qué es lo que buscas?
-Busco a los hombres-respondió el principito- Dime, ¿qué significa "domesticar"?
-Los hombres-intentó explicar el zorro- poseen fusiles y cazan. Eso es bien molesto. Crian también gallinas; es su único interés. ¿Buscas gallinas?
-No-dijo el principito- Busco amigos. ¿Qué significa "domesticar"?
-¡Ah!..., es una cosa muy olvidada-respondió el zorro- Significa "crear lazos".
-¿Crear lazos?-preguntó el principito.
-Así es-confirmó el zorro- Tú para mí, no eres más que un muchachito semejante a cien mil muchachitos. Y no te necesito. Y tú tampoco me necesitas. No soy para tí más que un zorro parecido a cien mil zorros. Pero, si me domesticas, tendremos necesidad el uno del otro. Serás para mí único en el mundo. Seré para tí único en el mundo...
-Creo que empiezo a entender-dijo el principito- Hay una flor... Creo que me ha domesticado...
-Es probable-contestó el zorro- ¡En la Tierra se ve todo tipo de cosas...!
-¡Oh! No es en la Tierra-se apresuró a decir el principito.
El zorro se quedó no menos que intrigado.
-¿En otro planeta?
-Sí.
-¿Hay cazadores en ese planeta?
- No los hay.
-Me está resultando muy interesante. ¿Hay gallinas?
-No.
-No existe nada que sea perfecto-dijo el zorro suspirando.
Luego prosiguió:
-Mi vida es monótona. Cazo gallinas, los hombres me cazan. Todas las gallinas se parecen y todos los hombres se parecen. Francamente me aburro un poco. Pero si me domesticas, mi vida se llenará de sol. Conoceré un ruido de pasos que será bien diferente a todos los demás. Los otros pasos me hacen  esconderme bajo la tierra. El tuyo  me llamará fuera de la madriguera, como una música. Y además, ¡mira! ¿Ves, allá,  los campos de trigo? Yo no como pan. Para mí el trigo es inútil. Los campos de trigo no me recuerdan a nada. ¡Es  bien triste! Pero tú tienes cabellos de color oro. Cuando me hayas  domesticado, ¡será maravilloso! El trigo dorado me recordará a ti. Y amaré el sonido del viento en el trigo...
El zorro calló y miró largo tiempo al principito.
-¡Por favor... domestícame!-suplicó.
-Lo haría, pero... no dispongo de mucho tiempo-contestó el principito. Tengo que encontrar amigos y conocer muchas cosas.
-Sólo se conocen las cosas que se domestican-afirmó el zorro. Los hombres ya no tienen tiempo. Compran a los mercaderes cosas ya hechas. Pero como no existen mercaderes de amigos, los hombres ya no tienen amigos. Si realmente deseas un amigo, ¡domestícame!
-¿Qué es lo que debo hacer?-preguntó el principito.
-Hay que ser muy paciente-respondió el zorro- Te sentarás al principio un poco lejos de mi, así en la hierba. Te miraré de reojo y tú no dirás nada. La palabra es fuente de malentendidos. Pero, cada día, podrás sentarte un poco más cerca...
Al  día siguiente el principito volvió:
-Hubiese sido mejor venir  a la misma hora-dijo el zorro- Si  vienes, por ejemplo,  a las cuatro de la tarde, comenzaré a estar feliz desde las tres. Cuanto más avance la hora más feliz me sentiré. A las cuatro estaré agitado e inquieto; ¡Descubriré el precio de la felicidad!Pero si vienes a cualquier hora, nunca sabré a qué hora preparar mi corazón... Los ritos son necesarios.
-¿Qué es un rito?-preguntó el principito.
-Es también de algo bastante olvidado-contestó el zorro- Es lo que hace que un día se diferencie de los otros días: una hora, de las otras horas. Entre los cazadores, por ejemplo,  hay un rito. El jueves bailan con las muchachas del pueblo. Para mí el jueves es un maravilloso día, ya que paseo hasta la viña. Si los cazadores no tuvieran un día fijo para su baile, todos los días serían iguales y yo no tendría vacaciones.
Fue así como el principito domesticó al zorro. Y cuando se acercó la hora de la partida:
-¡Ah!...-dijo el zorro- Voy a llorar.
-Tuya es la culpa-dijo el principito- No deseaba hacerte mal pero quisiste que te domesticara...
-Sí-dijo el zorro.
-¡Pero vas a llorar!
-Sí-confirmó el zorro.
-Entonces no ganas nada.
-Gano-dijo el zorro-, por el color del trigo.
Luego agregó:
-Ve y mira nuevamente las rosas. Comprenderás que tu rosa es única en el mundo. Volverás para decirme adiós y te regalaré un secreto.
Se dirigió el principito nuevamente a la rosas:
-En absoluto os parecéis a mi rosa: no sois nada aún -les dijo-.  Nadie os ha domesticado y no habéis domesticado a nadie. Sois como era mi zorro. No era más que un zorro semejante a cien mil otros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo.
Las rosas se sintieron bien molestas.
-Sois bellas, pero aún estáis vacías-agregó todavía- Nadie puede morir por vosotras. Es probable que una persona común crea que mi rosa se os parece. Pero ella sola es más importante que todas vosotras, puesto que es ella la rosa a quien he regado, a quien he puesto bajo un globo; es la rosa que abrigué con el biombo. Ella es la rosa cuyas orugas maté (excepto unas pocas que se hicieron mariposas). Ella es a quien escuché quejarse, alabarse y aún algunas veces, callarse. Ella es mi rosa...
Y volvió hacia el zorro:
-Adiós-dijo.
-Adiós-dijo el zorro- Mi secreto es muy simple: no se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos.
-Lo esencial es invisible a los ojos-repitió el principito a fin de acordarse.
-El tiempo que perdiste por tu rosa, es lo que hace que ella sea tan importante para ti.
-El tiempo que perdí por mi rosa...-repitió el principito para no olvidar.
-Los hombres han olvidado esta verdad-dijo el zorro- Pero tú no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Eres responsable de tu rosa...
-Soy responsable de mi rosa...-dijo en voz alta el principito a fin de recordar...












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